miércoles, 19 de noviembre de 2008

Volverse Parte del Entorno

Artemiza Mejia Sandoval


La figura de una gran metrópoli se establece por el número de habitantes y todo lo que con ellos se acarrea; economía, comercios, urbanización, niveles de contaminación; grados de sociabilización. Somos seres sociales, cómo pensar que solo son dignos de observación aquellos que viven en zonas totalmente alejadas a lo que nosotros llamamos “realidad”. Vivimos rodeados de artefactos, de cosas innovadoras y situaciones cambiantes de esta manera nosotros también vamos cambiando desarrollando cada vez nuestra capacidad de adaptabilidad.

He ido desarrollando una teoría, muy personal las circunstancias que la han creado, pero he comprobado gracias a los medios de comunicación la manera en la que se nos presentan a las grandes ciudades. Es muy grande la cantidad de imágenes y estereotipos sobre las ciudades totalmente cosmopolitas sea París, New York o Londres. Hombres caminando de un lado a otro, sin mirarse a los ojos, autobuses en abundancia, edificios; vidas que nadie se preocupa y mucho menos imagina que esconden. Colima aún no puede ser considerada una gran ciudad pero ya no la tomamos como una referencia para estudios antropológicos.
¿Qué de interesante puede tener conocer las formas de vida de los citadinos? Ese cuestionamiento no es permitido ya en los que se dedican a las ciencias sociales, es necesario un enfoque mucho más humanístico y reconocer la riqueza de información y de formas de vida extremadamente diversas, dignas al igual que cualquier sociedad alejada de estas grandes aglomeraciones. Creo entonces que es por esto que no existe mucho interés en estudiarlas, desde los primeros estudios antropológicos solo se dedicaba a conocer a los hombres que se encontraban muy lejos de nosotros, en sociedades absolutamente desconocido.

Quien ha experimentado por placer o trabajo mismo algún tipo de investigación antropológica ha descubierto indudablemente una fuente de conocimiento empírico y presencial. Qué de increíble puede tener estar en contacto mismo con los hombres y mujeres que solo a través de los libros podemos conocer. Estoy totalmente segura que una como futura periodista, la antropología sobre todo en sociedades urbanas es un deleite a las convicciones y a ese espíritu indagador ese que alguna vez tiene que saciarse. No como un espectador, no como testigo; volverse parte de todo eso y lo mejor seria que fuera solo momentáneo. Imagino adoptar un papel histriónico y para desempeñarlo es necesario conocer a profundidad lo que haremos. Enigmático y fácil de decir. Pero no es común despertar en los estudiantes esta necesidad de encontrarse con culturas nuevas.

Estamos plagados de ideas ajenas, materializando todos nuestros pensamientos y forzosamente tenemos un campo de análisis extenso y poco explorado. Las ciudades nos presentan personas y situaciones variadas, inexploradas y las revistas, periódicos y sobre todo los lectores esperan conocer a aquella chica con el arete en el ombligo, al voceador de la esquina y al empresario viudo. Personajes sacados de películas e idealizados. Entonces es cuando los estereotipos se desvanecen y la antropología hace su aparición, hace su labor.
En el camión, las grandes universidades, centros de recreación; ahí están las sociedades que ahora tienen que ser estudiadas, a qué lugares más lejanos necesitamos viajar si ante nuestros propios ojos tenemos reacciones y formas de vida diferentes a la que nosotros llevamos. Aquí nace la respuesta a mi teoría planteada, es apto para estudiar todo aquello que es diferente a nosotros, especialmente viviendo en la misma ciudad.

1 comentario:

Guerrero de luz dijo...

Carnala este esta chido, es tu creación? oie pues manitas a la obra, como, cuando, donde, a que hora, por que ya casi te nos vas a los uruguayes